Hay diferentes posiciones adoptadas sobre el uso del barbijo.
Las que asumen las autoridades sanitarias de Mendoza, que, en general, se basan en los consejos de la OMS que reserva la obligatoriedad de su uso para el personal de Salud y los enfermos, en condiciones de contaminar.
Sin embargo, hay dos aspectos a hacer notar: el que sea obligatorio para unos, no es que se desaconseje para el resto.
La pauta la da el uso generalizado en los países de Oriente, con Japón, China y Corea, a la cabeza.
Ellos saben de epidemias y pandemias, deberíamos analizar su conducta.
Catamarca (una de las 3 provincias argentinas que aún no tiene contaminados) ha sacado, el 27 de marzo, una Resolución por la cual es obligatorio el uso de barbijo para toda persona que deambule por las calles o concurran a lugares públicos.
El segundo aspecto vinculado a la posición de quienes se basan en la OMS, es definir quien está enfermo.
¿Es quien presenta síntomas evidentes o es cualquier persona que se encuentre totalmente asintomático y sea un portador (y diseminador) no evidente?
Porque existe una ventana de 5 a 10 días, de silencio sintomático, donde el paciente porta y disemina, pero nada siente.
Por eso es tan importante el aislamiento y la cuarentena.
Pero aquellas personas que estamos obligadas a deambular y concurrir a nuestras obligaciones debiéramos usar barbijo o cualquier otra forma de barrera en nuestras gotitas de Pflügger (microgotitas de saliva) y las personas con quienes estamos en contacto, porque -atento a ese lapso de silencio de síntomas-, podríamos estar contaminados y ser difusores de la pandemia.
He aquí otro aspecto importante a destacar: el barbijo, como medio de prevención personal, es bastante pobre.
Debe usarse como medio de protección a nuestros interlocutores. Es un medio de protección NO para quien lo usa, sino para su entorno.
Estamos evitando que esas pequeñas gotitas queden sobre la mesa, sobre el teléfono, sobre el mouse y el teclado de la computadora y sobre muchos otros lados que, luego, serán tocadas por otras personas.
Es a ellas, a quienes estamos protegiendo, cuando usamos barbijo.
Cuando siento hablar de las características que debe reunir el barbijo ideal, creo que estamos hablando de épocas normales.
Si tiene que ser tricapa o tipo N95, estoy de acuerdo cuando se puede elegir.
Sin embargo, cualquier barrera que coloquemos entre las microgotas de las personas y otras personas, o su entorno, es útil… es más que nada.
Así sea un abanico, la propia mano o un pedazo de cartón… ¡cuánto más si es un barbijo, aunque no sea perfecto!
También leo o escucho a médicos que argumentan que el barbijo no brinda protección al 100%.
Esto es cierto.
Pero tampoco lo brindan el distanciamiento social, el lavado de manos, las “alfombras” empapadas en agua y lavandina, el uso de alcohol en gel, y el resto de las medidas.
Pero todas, en su conjunto, inclusive el uso de barbijos, son un aporte y ayudan a evitar el contagio.
Es cierto que lo único verdaderamente demostrado como útil para evitar la diseminación es la cuarentena (el quedarse aislado en casa).
Pero, para mucha gente, la cuarentena absoluta es imposible de cumplir.
Entonces, para éstos, el resto de las medidas de prevención que ya enumeré -inclusive, el uso de barbijos-, es una manera de disminuir los riesgos y un aporte al regreso a la normalidad.
Es por esto que adhiero fervientemente al uso de barbijos, mascarillas, visores, etc., o cualquier método de aislar nuestra boca de aquellos a quienes podemos estar contaminando.
Permítame ofrecerle el link de una nota publicada hace unos pocos días en Infobae.com, donde se expresa un científico chino, con verdadera experiencia práctica en este tema en el que, por estos lares, somos todos teóricos y poco sabemos sobre conductas acertadas para las pandemias.
Enlace de Interés: https://www.infobae.com/america/mundo/2020/03/29/el-cientifico-que-lidero-la-lucha-contra-el-coronavirus-advirtio-que-no-usar-mascarillas-es-un-gran-error/?outputType=amp-type
Dr. Horacio Cuervo Zenié